La Misa de Medianoche – Leyendas Tachirenses

La misa de medianoche se ha convertido en una leyenda arraigada en la historia del pequeño pueblo de Pregonero, remontándonos al tumultuoso año de 1920 durante el levantamiento contra la dictadura del general Gómez. En los oscuros recovecos de la Iglesia Matriz, ahora conocida como la Iglesia de San Antonio, se oculta un misterio que ha perdurado a lo largo de los años.

La misa de medianoche

Viajamos al año 1920, durante el alzamiento de los "chácaros" contra la dictadura del general Gómez. La historia cuenta que el sacerdote de la Iglesia Matriz, hoy conocida como Iglesia de San Antonio, guardaba el dinero de las limosnas recogidas durante mucho tiempo. Con la inminente invasión de las tropas de Eustoquio Gómez, enterró el dinero en un lugar secreto del templo.

Antes de retirarse, lanzó una maldición a los invasores y dejó un acuerdo. Este estipulaba que para recuperar el dinero, la persona debía asistir al templo un viernes de Cuaresma y servir como monaguillo en una Misa de Difuntos a medianoche. En ningún momento, el ayudante debía mirar al rostro del sacerdote. Desconocemos cómo o dónde falleció el sacerdote, pero años después, un joven sacerdote decidió recuperar el dinero para construir el nuevo templo. Esperó la Cuaresma y, quince días antes del Viernes Santo, se preparó: llegó al templo a las once y media de la noche, preparó los ornamentos y todo lo necesario para la misa, mientras se vestía, recordaba las instrucciones y estuvo a punto de abandonar la idea, pero sintió un impulso para seguir adelante... Cuando faltaban cinco minutos para la medianoche, ya estaba listo... Sudaba frío, un escalofrío recorrió su cuerpo... Al llegar al altar, encendió las velas. Pronto dio la medianoche y una música suave llenó el lugar. Alguien tocaba un órgano... El joven sacerdote miraba a su alrededor sin saber de dónde provenían las notas. Escuchó pasos. Miró al altar y vio frente a él a un anciano sacerdote vestido con ornamentos negros, dispuesto a ayudarlo.

La celebración en latín comenzó, él seguía las palabras y evitaba mirar al rostro del otro sacerdote, recordando: "No debes mirar hasta después de la Consagración, luego te dirá dónde está enterrado el dinero".

Las voces entonaban cantos gregorianos, miró hacia atrás... No había nadie... "¿De dónde vienen estos sonidos?" -se preguntaba.

Antes de la Consagración, sonó la matraca sin que él la tocara... Después de un gran estruendo... Miró al rostro del sacerdote celebrante: era una calavera... Salió corriendo mientras todo en el templo temblaba... parecía un terremoto. El joven sacerdote, aterrado, corría y gritaba por las calles de Pregonero.

Desde entonces, nadie ha intentado recuperar el dinero, aunque el detector de metales indica que hay algo bajo el altar mayor.

Fuentes:

• Pasatiempos.wordpress
• Leyendas del Táchira (Lolita Robles de Mora)

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