Ralph el Demoledor está en el barrio Las Flores

23/06/2024

Ralph el Demoledor está en el barrio Las Flores

Cada 31 de diciembre, los tachirenses tienen la costumbre de quemar un muñeco que representa el año que finaliza. Esta acción simbólica presagia bienestar y da paso al siguiente año, y es una tradición especialmente fuerte en Táchira, Lara, Mérida y Zulia.

Índice de Contenidos
  1. La tradición del Año Viejo
  2. Creatividad y comunidad
  3. Barrio Las Flores y su tradición
  4. La obra de Miguel Lizcano
  5. Celebración y despedida

La tradición del Año Viejo

La tradición de elaborar muñecos denominados "Año Viejo" y quemarlos el 31 de diciembre sirve para despedir el año que culmina y las cosas negativas que se enfrentaron durante esos 365 días. Además de representar el año que termina, esta acción simboliza fortuna y bienestar para el nuevo año que va a iniciar.

Creatividad y comunidad

El humor y la creatividad de los tachirenses se manifiestan en la fabricación de cada "Año Viejo". Figuras de todos los tamaños y formas se exhiben en las calles de la ciudad, mientras artistas y vecinos recolectan fondos para la pólvora que formará parte del relleno del muñeco que será quemado al sonar las 12 campanadas que anuncian el fin del año y el inicio de uno nuevo.

Barrio Las Flores y su tradición

En San Cristóbal, varios sectores se destacan por hacer grandes figuras, pero el barrio Las Flores, un popular sector, es especialmente conocido por sus gigantescas figuras alusivas a personajes de películas infantiles destacadas. Este diciembre, el personaje animado de la película infantil de Walt Disney, Ralph El Demoledor, adorna la calle principal del barrio Las Flores, parte baja, y será quemado el 31 de diciembre para despedir el año 2023.

La obra de Miguel Lizcano

El muñeco de Ralph El Demoledor ha sido elaborado por Miguel Lizcano, habitante del sector, con la colaboración de algunos vecinos. Lizcano contó a Diario La Nación que en su comunidad es tradición elaborar un "Año Viejo" alusivo a personajes destacados de las películas infantiles más taquilleras, atrayendo a muchas personas que se detienen para tomarse fotos y contemplar la inmensa figura.

Miguel Lizcano, de 25 años, heredó este arte de su padre, a quien ayudaba en la construcción de los emblemáticos muñecos que exhiben cada final de año desde hace varias décadas. Lizcano hizo su primer "Año Viejo" solo a los 15 años y desde entonces ha asumido la responsabilidad de continuar la iniciativa de su padre, formando parte de la identidad de esta comunidad sancristobalense.

Celebración y despedida

Así como en el barrio Las Flores, otras comunidades también muestran sus muñecos que a la medianoche del 31 de diciembre serán quemados para llevarse todo lo malo y dar entrada al 2024 cargado de bienestar. La quema de estos muñecos no solo es una forma de cerrar el año, sino también de celebrar la creatividad y el espíritu comunitario que define a estas regiones venezolanas.

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