Más del 80% de los Migrantes Internos Abandonan la Frontera

La frontera venezolana, especialmente en San Antonio, ha sido testigo de un éxodo masivo de migrantes internos en los últimos tiempos. Cerca de 27 mil venezolanos, provenientes de diversas regiones del país, encontraron en esta ciudad un lugar para establecerse y buscar oportunidades, pero ahora más del 80% de ellos han partido.

Jairo, oriundo del estado Carabobo, llegó a la frontera en 2019 junto con su esposa. Decidieron establecerse en San Antonio del Táchira, donde encontraron medios de subsistencia principalmente en la economía informal y en el comercio transfronterizo. A pesar de la reactivación de los pasos fronterizos formales, Jairo y un pequeño grupo de migrantes internos optaron por quedarse en la localidad.

La Transformación del Paisaje Laboral en la Frontera

La reapertura de los pasos formales ha transformado radicalmente el panorama laboral en la frontera. Oficios como el de los "carretilleros", "silleteros", "lomotaxistas", "carrucheros" y "trocheros", surgidos durante los años de cierre de la frontera, han experimentado una disminución significativa en su actividad, afectando en gran medida a quienes dependían de ellos para su sustento diario.

Jairo, quien se mantiene en la zona con su carretilla, explica que aunque la actividad ha disminuido drásticamente, aún logra obtener ingresos para él y su esposa, quienes venden café y golosinas. Sin embargo, sus hijos optaron por emigrar a Perú en busca de mejores oportunidades.

Según William Gómez, analista en temas de frontera, la cantidad de migrantes internos ha disminuido considerablemente desde su pico en 2019, cuando se calculaba la presencia de 27 mil personas en la zona. Hoy en día, estima que quedan alrededor de 1.500 familias, lo que representa una reducción significativa en la población migrante.

Desafíos y Esperanzas en la Frontera

Los momentos más difíciles para los migrantes internos fueron durante la pandemia, cuando la actividad económica se paralizó y muchos se enfrentaron a la escasez de alimentos y recursos básicos. A pesar de las dificultades, Jairo y su esposa decidieron quedarse, aferrándose a la esperanza de un futuro mejor en su país.

La reapertura de la frontera ha significado también el cierre de muchos espacios que antes eran ocupados por los migrantes internos, quienes adaptaron locales desocupados como dormitorios y baños. Ahora, con su partida, estos espacios quedan vacíos, marcando el fin de una era en la que la economía informal dominaba la frontera.

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